Adaptación a los Impactos del Cambio Climático: el caso de la Pesca Artesanal
21 de Agosto de 2012, por Ignacio Carciofi,* Investigador del Grupo de Economía Ambiental, Universidad de Alcalá, España. © Ambiente y Comercio.
El cambio climático aparece como un tema central en las discusiones de los expertos en pesca artesanal (FAO 2011). La preocupación está asociada principalmente al hecho de que las comunidades están asentadas en zonas de alta vulnerabilidad a las catástrofes naturales relacionadas con el cambio climático y, por otro lado, a que se producen modificaciones en las condiciones de extracción del recurso.
En ambos casos se afecta directamente la situación económica y social de estas comunidades que es, de por sí, precaria. El fenómeno adquiere relevancia para varias regiones y países en desarrollo, particularmente en el Sudeste Asiático, África Oriental, en diversas islas del Pacífico y también en el Caribe.
La aparición de los problemas antes mencionados hace necesaria una rápida y eficaz respuesta de las políticas públicas que debe atender a tres aspectos fundamentales. En primer lugar, el diseño de la intervención tiene que tomar en cuenta que las poblaciones involucradas en la pesca artesanal poseen prácticas de autogestión en el manejo del recurso. Predominan allí la tradición y el rechazo a elementos exógenos a sus costumbres. Habitualmente exhiben, además, un fuerte apego al territorio. Por lo tanto, cualquier intento de adaptación a la nueva realidad planteada por el cambio climático y promovido por las medidas de intervención, muy probablemente deberá neutralizar reacciones de la comunidad que serán hostiles al cambio.
En segundo lugar, es necesario que las políticas de adaptación reconozcan las particularidades de cada uno de los enclaves comunitarios. En la práctica, la acción pública se enfrenta a un mosaico de situaciones y de realidades regionales donde es conveniente una intervención coordinada entre los distintos niveles de gobierno. De nada sirve instaurar directrices que emanen desde los niveles centrales. Muy por el contrario, es clave el involucramiento de las autoridades sub-nacionales con representantes de la comunidad.
En tercer lugar, aparece claro que las medidas de adaptación pasan por un adecuado balance entre inversiones en infraestructura y elementos de capacitación y fortalecimiento institucional. Las primeras son necesarias para disminuir los riesgos más evidentes provocados por las amenazas de los fenómenos naturales. Lo cual supone proteger tanto la estructura urbana como costera. Pero no se trata tan sólo de obras y capital físico. En un pie de igualdad con lo anterior las políticas deben incluir un fuerte componente de apoyo al entramado social y a los actores directos a través de la capacitación y fortalecimiento institucional. La capacitación se hace necesaria porque la comunidad se enfrenta a fenómenos nuevos donde no hay tiempo de aprender ni de asimilar en base a la experiencia. A su vez, el fortalecimiento institucional está orientado a apuntalar a la comunidad y a contribuir al desarrollo de nuevas prácticas. Esta observación es válida aún frente al hecho de que, en ciertas regiones, el impacto del cambio climático produce efectos favorables en los caladeros artesanales. Este es el caso de la región norte del Perú, ubicada bajo la influencia de la corriente de Humboldt, donde los años de El Niño producen aumento en las capturas (de pulpo y camarón). La mayor actividad económica y los ingresos se mueven al impulso de un fenómeno natural de carácter cíclico. Mecanismos de intervención adecuados en apoyo a la comunidad pueden alentar la mejor administración y el ahorro durante estas bonanzas periódicas que serán seguidas por períodos menos productivos.
Estos atributos antes mencionados parten de la premisa que el factor de riesgo es moderado y no implica el desplazamiento territorial de la comunidad. La deslocalización de la población a un nuevo enclave supone un desafío complejo porque implica el desarraigo y la adaptación a un nuevo entorno que puede significar el abandono de su modo de vida basado en la pesca. De manera similar, el cambio climático viene provocando disrupciones en otros sectores, típicamente la agricultura, lo cual induce fenómenos migratorios. En ocasiones, la pesca artesanal, en razón de sus escasos requerimientos de capital, es vista como una opción de reinserción laboral. Este impacto indirecto no hace más que agravar la presión sobre el recurso natural y, a la postre, conduce asimismo al deterioro de los ingresos.
Tal como revela la discusión anterior, el desarrollo de mecanismos de adaptación para las comunidades pesqueras en riesgo no es sencillo. La respuesta involucra importantes recursos financieros y de gestión de parte de la política pública. Esto es así no obstante que cuantitativamente las comunidades potencialmente afectadas sean poco numerosas. Por tanto, la clave de la respuesta parece radicar en una adecuada identificación de escenarios y de las zonas expuestas a las catástrofes naturales junto con el desarrollo de una intervención temprana de carácter preventivo.
Referencias
FAO (2011) Informe del 29º período de sesiones. Comité de Pesca. Informe de Pesca y Acuicultura Nº 973. “Las buenas prácticas en la gobernanza de la pesca en pequeña escala: puesta en común de experiencias y enseñanzas en la pesca responsable para el desarrollo social y económico” pp. 53-60. Roma, Italia.
FAO (2012) Documento técnico de pesca y acuicultura Nº 530 “Consecuencias del cambio climático para la pesca y la acuicultura: Visión de conjunto del estado actual de los conocimientos científicos”. Roma, Italia.
* Ignacio Carciofi dictará un curso sobre Economía del Cambio Climático y los Recursos Naturales en FLACSO-Argentina, comenzando el 29 de Agosto de 2012.