Negociaciones de Clima en Bonn: el arte de la negociación en círculo
Por Soledad Aguilar, 9 de Junio de 2011 © Ambiente y Comercio
“Los plenarios de apertura de OSE y OSACT permanecieron suspendidos por tercer día consecutivo, mientras que las largas discusiones sobre sus respectivas agendas continuaron, en el fondo de los salones, hasta bien entrada la noche… Más allá de aquellos directamente involucrados en estas discusiones del fondo de las salas, varios delegados se veían desganados y aburridos, y un participante de una ONG pidió “algo de movimiento o acción, algo que no sea el limbo donde parece que estamos atrapados”. A altas horas de la noche algunos delegados que participan en las negociaciones explicaron que el texto siguió creciendo y que estaban empezando a sentir que negociaban un texto, no una agenda. “Las cosas se están saliendo de control”, dijo un negociador antes de volver a la sala.” (IISD, Boletín de Negociaciones de la Tierra, 9 de Junio de 2011)
Unas semanas después de la publicación de las estimaciones sobre emisiones de gases de efecto invernadero para las próximas décadas, por parte de la International Energy Agency (IEA), el ciudadano promedio esperaría el comienzo de la nueva ronda de negociaciones para un acuerdo sobre cambio climático post-2012 con algo sentido de la urgencia e importancia de la negociación para el futuro de la humanidad en su conjunto, y sobre la vida y medios de vida de los más pobres en particular. Uno esperaría que aquellos más informados fueran quienes lideraran el esfuerzo por construir un futuro común, que no dejara a las poblaciones más vulnerables expuestas a la violencia de los fenómenos climáticos extremos, y a islas completas condenadas a desaparecer del mapa en el futuro próximo, como consecuencia del aumento de la temperatura promedio mundial más allá de los límites que la ciencia sugiere como tolerables.
Sin embargo, las voces que llegan de Bonn hablan de suspensión de reuniones, pérdida de valioso tiempo, y repetición de argumentos sin contenido… Por ejemplo, el G-77+China enfatiza la negociación dentro del ámbito del Protocolo de Kyoto, el cual en la actualidad afecta a menos del 30% de las emisiones globales. También hace hincapié en el valioso concepto de emisiones históricas como argumento para sostener la menor responsabilidad relativa de los países en desarrollo, pero no reconoce que hoy China se encuentra en tercer lugar entre los mayores emisores históricos, luego de Estados Unidos y la Unión Europea. Los países productores de petróleo, como siempre, pretenden introducir la compensación por las medidas de respuesta al cambio climático – o sea la compensación por la pérdida de ventas de petróleo- argumento reñido con la justicia climática, si los hay. Mientras tanto, nadie piensa en compensar a las víctimas de la deforestación, las inundaciones, tornados y huracanes que cada año con mayor ferocidad afectan a los más pobres en América Latina.
La voz de alarma dada por la IEA sobre las magnitud de las emisiones globales en 2010, ya en 30.6 Gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente, y la cercanía del límite máximo de 32 Gt de emisiones tolerable según la ciencia, no pareció haber hecho mella en los negociadores de puntos y comas, que parecen no comprender que para evitar un incremento promedio mayor a los 2 grados, durante la próxima década las emisiones debieran crecer menos que lo que se incrementaron entre 2009-2010.
Mientras los gobiernos de países desarrollados como en desarrollo, continúan esquivando sus responsabilidades, más preocupados por defender el comercio de un puñado de productos que de evitar los altísimos costos de adaptación que implicará una falta de acuerdo especialmente para los países más pobres, la CEPAL señala que América Latina y el Caribe podría sufrir consecuencias significativas del impacto del cambio climático sobre la población, los ecosistemas y las actividades económicas, incluyendo la pérdida de alrededor de 1% del producto anual entre 2010 y 2100 (costo aún mayor en los países Andinos). Ello porque nuestra región, y las poblaciones costeras, son altamente vulnerables a eventos climáticos extremos, incluyendo sequías, inundaciones y huracanes, así como a las consecuencias de la falta de agua potable, y expansión de vectores de enfermedades como el dengue sobre la salud.
América Latina, sin embargo, no coordina una posición común durante las negociaciones, y los países de la región repiten cual mantras frases aprendidas que hoy no tienen la solidez teórica ni científica que pudieran haber tenido en los 90s cuando se negoció el Protocolo de Kyoto. La pregunta que nos queda pendiente es: ¿Cómo es posible que la alternativa más costosa para nuestra región – que es claramente la falta de acuerdo a nivel global – sea nuevamente el camino elegido?
Fuentes:
CEPAL, 2010. La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2010.
International Energy Agency (IEA), Mayo de 2011. “Prospect of limiting the global increase in temperature to 2ºC is getting bleaker”
IISD, Boletín de Negociaciones de la Tierra, 9 de Junio de 2011. “Hechos Destacados del OSE 34 y GTE” Por Tomilola Akanle, Asheline Appleton, Kati Kulovesi, Ph.D., Eugenia Recio, Anna Schulz, y Liz Willetts. Traducción al Español: Socorro Estrada.
lo tipico en estos casos gente sin ideas y sin ganas de trabajar
para ver si alguien quiere de verdad arreglar todo esto mi correo es
rafaelrojasguerrero@hotmail.es
La historia, y sólo asomémonos al siglo XX, está llena de ejemplos de como el ser humano camina hacia el vacío o hacia la tragedia dotado de anteojeras poderosas. Cuando los vencedores de la primera guerra mundial gozaban de todo el poder económico, político y militar, miraron sistemáticamente al costado entre 1933 y 1938 hasta que Hiltler invadió Polonia. Se despertaron recién cuando era demasiado tarde. Más cerca tenemos la tragedia (¿comedia trágica?) de la Rueda de Doha de la Organización Mundial del Comercio. En una década hemos sido incapaces de llegar a un acuerdo mutuamente benefecioso. Siguiendo este tipo de comportamiento suicida nos dedicamos a discutir puntos y comas en lugar de ponerle el cascabel al gato del calentamiento global. Las consecuencia están ya a la vista y aún no queremos tener capacidad de reacción. Ocurre lo mismo con nuestros países que hacen lo imposible por no evitar las crisis que son evitables. Soy argentino, puedo dar fe de ello. La inteligencia colectiva de la humanidad es posiblemente apenas un mito. Las negociaciones multilaterales un escenario para comprobarlo.