Inventariando las emisiones de GEI: El caso de la Ciudad de Buenos Aires
Por Virginia Scardamaglia* y Stefanía D´Aniballi**, 6 de octubre de 2016, © Ambiente y Comercio
En los últimos años, las ciudades han sido actores muy activos en la agenda de cambio climático y han puesto en marcha una variedad de políticas de adaptación y de mitigación, incluyendo objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y objetivos de energías renovables, entre otras. Una de las herramientas que las ciudades han comenzado a generar son los Inventarios de GEI, que son el primer paso necesario para poder elaborar un plan de cambio climático, ya que permite conocer las fuentes y sectores clave de emisiones. Uno no puede reducir los GEI si no sabe dónde se generan.
La importancia de este nivel de gobiernos en la lucha contra el cambio climático radica en que de acuerdo al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre el 50 y el 80 por ciento de las reducciones de GEI, así como prácticamente el 100 por ciento de la adaptación al cambio climático, están afectadas por el comportamiento y decisiones de inversión a nivel subnacional, tanto local como regionalmente (PNUD, 2009). Con sus acciones, estos gobiernos se perfilan así como potenciales fuentes de cambio y catalizadores de la acción gubernamental, promoviendo el accionar a nivel federal, así como el de otros gobiernos subnacionales y de la comunidad internacional en general.
En lo que hace a inventarios de GEI, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires (Argentina), tiene una trayectoria de más de una década realizándolos. El primero se realizó en 2003 utilizando el software HEAT (Harmonized Emission Analysis Tool), provisto por la red de ciudades ICLEI, con datos correspondientes al año 2000. Más tarde, en 2009, se realizó la primera actualización del inventario tomando la serie 2000-2008 mediante la herramienta Project 2 Degree de la Fundación Clinton, obteniendo el inventario que fue la línea de base para elaborar el primer Plan de Acción contra el Cambio Climático 2010-2030 de la ciudad. En estas versiones del inventario se calculaban las emisiones distinguiendo entre las de gobierno y las de la ciudadanía, y se reportaba la información disponible de los sectores Energía, Transporte y Residuos.
Entre 2012 y 2013 la ciudad fue invitada a participar de la prueba piloto del estándar Global Protocol for Community-Scale Greenhouse Gas Emission Inventories (GPC) desarrollado por el World Resource Institute, ICLEI y C40. Este estándar fue presentado en la COP 20 en diciembre de 2014 en Lima, y durante 2015 la Ciudad adaptó toda su serie de inventarios del 2000 al 2014 a dichos lineamientos. Gracias al mismo, el inventario de la ciudad ganó robustez técnica, precisión, transparencia y comparabilidad, ya que son más de 7000 ciudades las que se han comprometido a reportar sus emisiones según el GPC, por pertenecer a la red internacional Global Covenant of Mayors for Climate and Energy.
El GPC se basa en las Giudelines 2006 del IPCC para el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero tiene una forma de reportar propia que hace mayor hincapié en los sectores más significativos para las ciudades y gobiernos locales. En este sentido, agrupa las emisiones por fuente: Energía Estacionaria, Transporte, Residuos, Procesos Industriales y Uso de Productos (IPPU, por sus
siglas en inglés) y Agricultura, Silvicultura y Uso de la Tierra (AFOLU, por sus siglas en inglés). Asimismo tiene tres alcances según dónde se originan geográficamente las emisiones, y dos niveles de reporte (BASIC o BASIC+) dependiendo de la información disponible. La Ciudad de Buenos Aires reporta el nivel BASIC, el cual incluye las emisiones de alcance 1 y 2 de los sectores Energía Estacionaria y Transporte y los alcances 1 y 3 de Residuos. Para el 2017 se planea alcanzar el nivel BASIC+ incluyendo los restantes sectores y alcances.
A la hora de realizar el inventario, la Gerencia de Cambio Climático de la Agencia de Protección Ambiental (APRA) de la ciudad es quien recopila la información de base que constituirá el Dato de Actividad y de donde también se obtienen los Factores de Emisión asociados. Los proveedores de datos pueden ser organismos públicos, privados o mixtos, incluyendo tanto a las empresas de luz o gas como entes reguladores u empresas del Estado. Estos pedidos se realizan como requerimientos formales de información, pero requieren un alto nivel de seguimiento ya que hoy en día las empresas no se encuentran obligadas por ninguna normativa a brindar la información. Este se convierte en uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta la ciudad, ya que se insume más tiempo en la recolección de información, que en la realización de los propios cálculos y su posterior verificación.
Pero el esfuerzo vale la pena, ya que el inventario contituye una fotografía de las emisiones anuales producidas por la actividad diaria de la ciudad, que permite identificar las fuentes y saber adónde se está en la actualidad para poder planificar hacia adónde se quiere ir. Esto no sería posible sin el apoyo de las redes de ciudades, que como ICLEI, C40 o el Global Covenant of Mayors for Climate and Energy, entre otros, proveen recursos y fortalecimiento de capacidades para desarrollar estas acciones.
PNUD (2009). “Charting a New Low-Carbon Route to Development: A Primer on Integrated Climate Change Planning for Regional Governments”. PNUD. 2009.
* Virginia es Magíster en Relaciones y Negociaciones Internacionales de FLACSO-Universidad de San Andrés-Universidad de Barcelona y Coordinadora Técnica de la Especialización en Derecho y Economía del Cambio Climático de FLACSO-Argentina. Sus temas de investigación son financiamiento climático y la influencia de los gobiernos subnacionales en las políticas climáticas.
** Stefanía es Licenciada en Ciencia Política y alumna de la Especialización en Derecho y Economía del Cambio Climático de FLACSO-Argentina. Trabaja como asistente técnica en la Sugerencia Operativa de Cambio Climático de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires.